Blogültimo número

Medicina Narrativa y formación en valores

Me han invitado a participar en una mesa en la Escuela de la Formación Médica sobre la formación en valores. Mi función es la de explicar el uso de medicina narrativa en el contexto de la enseñanza en valores. En este enlace está el vídeo de la intervención completa.
Yo no soy experta en valores, ni mucho menos en su enseñanza. Si acaso sé un poco de medicina narrativa. Así que mi proceso de preparación de mi intervención ha sido una reflexión personal sobre el modo en que aprender medicina narrativa supone aprender valores fundamentales del médico (seguramente también aplica a otras profesiones, pero no me ha correspondido hacer esa reflexión). Voy a resumir el modo en que contribuimos. Para tener una idea más profunda de lo que es medicina narrativa se puede acceder a esta otra entrada.
He escogido el listado de valores que aparece en el documento “Los valores del médico” de la Fundación de Educación Médica de España y señalado aquellos que considero que podemos trabajar mediante medicina narrativa.

Listado de valores. Se explican en el texto
Tomado del libro Los Valores del Médico, de la Fundación de Educación Médica

Al trabajar con textos se busca trabajar una serie de principios que son trasladables a la propia práctica:

  • Rigor metodológico.
  • Inclusividad
  • Tolerar la ambigüedad
  • Uso de métodos participatorios y no jerárquicos.
  • Proceso relacional e intersubjetivo

Hacer lectura atenta requiere pensamiento abstracto, capacidad para juzgar los textos, introspección y capacidad de dejarse llevar por el texto.

¿Qué obtenemos?

  • El reconocimiento del otro. Una de los elementos que mencionan en los trabajos publicados y las personas que participan en las sesiones, es que el otro, de repente, deja de ser un desconocido con un título (el enfermero, el médico, el celador) para adquirir la condición de persona, con historias que contar. Somos seres narrantes y narrados, existimos en la medida que otros reconocen nuestras historias. 
  • La importancia de la voz. En este sentido se imbrican muchos elementos de justicia social, la injusticia epistemica, el poder, etc.
  • La capacidad de comprender que mis historias (mi experiencia, mis creencias, mis valores) influyen el modo en que recibo un relato, en el modo en que lo comprendo, en los elementos que decido significar, en los personajes que recuerdo. Lo llamamos trabajar a la sombra de los textos.
  • Descubrimos que toda historia tiene múltiples lecturas, tantas como lectores. Todo relato (incluido el del paciente) es comprendido de manera diferente por las diferentes personas que lo reciben. Y que esto no es intrínsecamente malo o erróneo. Es comprender que las historias finales se co-construyen. Por eso es importante tener habilidades de escucha activa y compartir nuestro relato con el paciente, para estar seguros de que estamos comprendiendo la perspectiva del paciente y no trabajando con la nuestra. Este aprendizaje alega bastante a mis residentes. Cuando les digo que nunca van a hacer la misma historia que su adjunto y que eso es correcto, y que tienen que dejar de sentirse culpables por ello y empezar a interrogar a los adjuntos y así mismos sobre cómo se han construido esas historias y por qué.

El proceso de aprendizaje de valores (sean los profesionales o los vitales) es un proceso narrativo y de contagio, a veces inconsciente. Cuando en una sesión practicamos la simetría de poder, el reconocimiento de las respuestas de todos, el análisis reflexivo de los textos y las respuestas que provocan en nosotros (que puede incluir la reflexión sobre los actos de los personajes de un texto, por ejemplo), los escritos que desvelan nuestro propio inconsciente, estamos aprendiendo valores.

¿Cómo es posible abordar cuestiones relativas al consentimiento y la autonomía si no somos capaces de comprender profundamente los relatos y perspectivas de los pacientes y el modo en que nuestro propio mundo de significados está influyendo en los consejos que damos?

Y sobre todo, estamos poniendo las condiciones y las habilidades para que el profesional (o el estudiante) analice crítica y reflexivamente su práctica diaria. La haga consciente. Esto no garantiza que adopte los valores que buscamos pero sí que sea capaz de hacerlo. Sin estas habilidades puede aprender (y recordar) listados pero difícilmente los convertirá en parte de sí mismo. Por ello, pensamos que el aprendizaje de valores está profundamente imbricado en la practica de la medicina narrativa.

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